jueves, 2 de junio de 2011

Junio 2011

   Todo lo anterior a mi llegada al C.R.E. figurará ocurrido en junio de 2011, como por ejemplo mi conocimiento del mismo, aprovechando una jornada de puertas abiertas a la que fui invitado por la ortopedia ORTO3. Lo he contado en muchas ocasiones:    
   Una  tarde me acerque, con mi  esposa, a conocer por dentro el edificio de colores del que había oído que albergaba personas con discapacidad y que estaban muy satisfechas. Me uní a un grupo de personas que era guiado por una joven. Ella iba describiendo todo: la sala de relajación multisensorial, donde podían añadir sonidos con mensajes subliminares de familiares; el gimnasio, con grúas colgadas del techo y deslizables, ... Cuando hubo que subir al 2º piso, me dijo que usara el ascensor porque yo era el único que usaba silla de ruedas. Pensé que mi visita había terminado porque me perdería, pero al abrirse la puerta del ascensor vi, con sorpresa, que ella y el grupo me estaban esperando. Seguimos viéndolo todo en detalle, incluida una habitación de uno de los residentes que, decía ella, estaban en un hotel de cinco estrellas. Cuando cerré discretamente el armario, me sonrió.
   Cuando vimos el aula de informática, con todo adaptado y mesas regulables estaba tan maravillado que aproveché que estaba al lado para preguntarle su nombre y su relación con el Centro. Dijo llamarse Nuria y ser la Directora Gerente.



   
   Tuve que decir mi nombre y porqué usaba silla de ruedas. Fue el inicio de mi entrada como usuario de lo que entonces era Centro de Día.